sábado, 18 de enero de 2014

Ángel caido...

No me pregunten como, pero vi a esa niña caer del cielo, como un ángel, acompañada con una lata de leche condensada en la mano que ni siquiera soltó. Por suerte, los sacos de legumbres secas amortiguaron la caída y la niña de ojos grandes me miró fijamente, temblorosa del enorme susto, le pregunté:-Niña, estás bien-. Ella no me contestó, tan solo me miraba. La gente se paraba hasta hacer un corrillo alrededor de la niña, murmurando y preguntándose que había pasado. Bajé la mirada hacia mis zapatos negros, los tenia manchados de leche condensada, pero realmente eso no importaba. A los pocos días, en la cafetería de la esquina entendí todo. Una mujer hablaba con un anciano, esta le explicaba el caso de la niña que desde su balcón pintaba su nombre con letras de leche condensada en el toldo de la tienda de legumbres, se asomó tanto que perdió el equilibrio y cayó en los sacos de la tienda...

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